martes, 23 de julio de 2013

Hasta luego Sosa






La vida es un camino cortito, efímero, que recorremos gateando antes de la estela infinita de la muerte. Puchito, Manuel Sosa, del club Billy Thompson me visitó el viernes a la redacción de Listín Diario para anunciar un evento internacional por un nuevo aniversario de la entidad que presidía. Sosa era uno de esos pocos seres humanos especiales que aun conociendo a una persona por décadas sentía mucha vergüenza solicitarle, por ejemplo en mi caso, que necesitaba un empujón para un evento, hasta con la publicación de una nota de prensa. No era nada personal conmigo, así lo vi con todo el mundo, era un tipo tímido que casi temblaba para solicitar algo para su club y hasta para hacer una invitación a una actividad, allá debajo de la vieja Incineradora, donde siempre soñó su club, y que luego de conseguirlo se le acabó el chin de camino que le quedaba, nos robaron a Sosa, lo mataron, lo asesinaron frente a sus hijas y es muy lamentable que a un hombre de su valía se le elimine de esta manera. EL MEJOR: El país perdió un excelente joven entrenador, un hombre de solo 42 años que ya tenía dominio pleno del boxeo internacional, pero sobre todo en el campo de infantil, juvenil y cadete, ahí era el mejor, de aquí y del área. Sosa se fajaba con sus muchachos, buscaba desde vestidos, calzados, comida, hasta una receta médica, también los premiaba de acuerdo a sus logros deportivos y académicos. Vivía para ellos, también era un esposo y un padre ejemplar, decía que uno de sus mejores logros era que sus tres hijos fueran “Estudiantes Meritorios”, cuanta vergüenza. SÉPTIMO CHOQUE: Sosa fue un fajador, le apagaron la vida en su mejor momento, desde 1994 venía frente al club Billy Thompson, practicando en la calle, la actual gestión le preparó un club equipado, con ring, gradería y todo avanzaba de película para él, en un antiguo galpón en la cabeza del puente, todo indicaba que “Puchito” duplicaría su fábrica de campeonesÖ Incluso, del 16 al 18 de este mes venía unos 20 boricuas a sostener tres días de combates en su club y otros invitados locales, pero la vida no le alcanzó. AQUELLOS AÑOS: A finales de los 90s. conocí bien de cerca a este joven entrenador, nos enfrentamos varias veces porque tenía informes de que rebajaba de peso a los niños, yo era presidente de la asociación de boxeo y él manejaba tanto el Billy Thompson y ocasional, al Capitán Peña, clubes exitosos. Luego entramos en acuerdo de abandonar esas prácticas y Sosa participó en cursos que se impartieron para la época, uno con un profesor cubano, otro de manos de Ruddy Zapata (f) y lo aprovechó al máximo y creció un mundo, complementó su gran empeño y su talento natural y al poco tiempo fue un entrenador imbatible, hoy día llevaba 11 años ganando el torneo infantil como muestro de lo anterior. OPINIONES: De Sosa solo pude escuchar lo que ya sabía, la queja de ver partir a un hombre trabajador, de gran entusiasmo para trabajar con jóvenes: “Perdimos una gran persona, un entrenador de mucha humildad y con gran entusiasmo para el trabajo, un formador de las categorías menores”, Bienvenido Solano, presidente de la Federación de Boxeo. “Dará mucha brega encontrar otro entrenador, a nivel juvenil, como Puchito, siempre estaba dispuesto a trabajar”, Juan José Anderson, entrenador. “Él tenía una capacidad de trabajo tremenda para bregar con niños y juveniles, esas eran las áreas que él disfrutaba; venía de Cuba de hacer un gran trabajo”, dijo Jesús “Chucho” de la Rosa, entrenador. LOS PERDEDORES: Con este crimen, no es solamente su familia la que ha perdido un gran hombre, sino también el boxeo, las Fuerzas Armadas, él era un disciplinado primer teniente de la Fuerza Aérea; y en general la sociedad, el país. Yo solo puedo decirle, hasta luego.                      

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